Septiembre. El noveno mes del año o séptimo para el calendario romano es un asco de mes.
Mis primeros traumas con el que va después de agosto fueron los de la ‘vuelta al cole’. Imaginaos. Después de varias semanas campando a mis anchas en el pueblo, correteando por las calles y los campos desde el mediodía hasta la madrugada, mi vida tornaba en el encierro de cuatro paredes en Madrid. La cantidad de llantos que me costó aceptar que todo pasa, incluso la diversión que parece más placentera –de hecho, después de muchos septiembres de fiestas, el regreso a Madrid fue haciéndose menos melodramático y la visita al pueblo menos imperiosa. La canción de Celtas Cortos de ’20 de abril’ –vaaale, es abril, no septiembre, pero a mí me daba igual- que escuchaba en aquellos años cumplió su profecía: “ya no queda casi nadie de los de antes… y los que hay, han cambiado, han cambiado…”, así que el pueblo dejó de ser, para mi desgracia, mi rinconcito de plenitud en la tierra-. En septiembre me fui de casa hace exactamente 10 años, para no volver. También en este mes le dije adiós a una persona que durante años significó mucho para mí, también para no volver. Empiezo a pensar que todo el mundo debería tener un mes tan capullo como este en sus vidas. Quizá se llame febrero o noviembre. Da igual. Será el mes en el que siempre rompas con algo, el que te cambie la vida, el que te regale una nueva oportunidad. Los 30 días que te caigan mal, que te desesperen, que te den una bofetada en el ánimo… Lo mejor de todo es que después de septiembre llegará octubre y noviembre y la reconciliación con el enemigo. Septiembre me ayuda a valorar octubre y noviembre. El envés de una moneda siempre tiene su cara… y para apreciar toda su belleza es preciso haber conocido el otro lado.
Te comprendo al 100%, y más ahora que acabo de volver de vacaciones y que tengo un estado de ánimo que si me dejan algo punzante a mano me lo clavo. Septiembre siempre ha sido sinónimo de decadencia en todos los años de mi vida: final de las vacaciones y vuelta al colegio, a la universidad o al trabajo, como sucede ahora; el clima tiende a empeorar, los días son más cortos, los planes al aire libre menos; se vuelve a la rutina, al día a día; se abandona el paraíso temporal, tanto físico como mental, que suponen unas vacaciones para aterrizar, a veces forzosamente, en el día a día; la mente tiende a realizar un repaso de lo sucedido durante el verano, que en la mayoría de los casos es agradable, una sensación que provoca un ligero dolor por lo cercano de lo bueno vivido y la llegada de la rutina…
Es difícil ser positivo en septiembre -y más en medio de una depresión postvacacional como en la que me encuentro ahora-, pero a menudo es sólo cuestión de darle un poco de tiempo al coco, de ver la botella medio llena y de ver qué retos, que ilusiones y qué esperanzas tenemos depositadas en octubre, en noviembre, en diciembre… y, ¿por qué no? También en septiembre.
septiembre no está tan mal, es el título de una maravillosa canción de Earth Wind and Fire, jaj
lo cierto es que conozco mucha gente que le da bajón este mes… para mi no significa demasiado más allá de que suponga el ‘inicio’ del año. de pequeño, imagino que como al resto,no me gustaba porque significaba volver al colegio, volver a tener horarios,… pero esta sensación fue cambiando con el paso de los años.
estoy por decir que incluso me gusta porque septiembre es el mes en el que digamos, vuelve el fútbol…
en general, no hay ninguna época del año, mes, a la que tenga una especial manía ni que tenga un especial significado para mí.
lo dicho, «September» por Earth Wind & Fire
La verdad es que escuchando esa canción septiembre me convence mucho más. Y además ahora libro y no voy a tener más sesión de Ferias a no ser que sea para salir por mi cuenta… sin curro de por medio. Ayer me tocó esperar hasta las 12 de la noche a ver cómo salían los de Fondo Flamenco y me dieron ganas de matar a alguien. Septiembreeeeee!!!!
Yo cumplo años en septiembre… Es eso malo? Para mi septiembre siempre ha sido el canto del cisne de las vacaciones, un mes en el que a veces pasan cosas divertidas y emocionantes, supongo que también gracias a las fiestas de Guada. Me llevo mucho peor con noviembre o diciembre, meses justicieros en lo que al equilibrio de la balanza se refiere… Cabrones.
Mi pequeña aportación al tema musical, creo que en consonancia con el tema del post, Septiembre de los Enemigos. Cierto amiguete malagueño la escuchaba más cuanto más convencido estaba de que su periplo alcarreño llegaba a su recta final.
Por cierto, rocknrolldealer, ayer me fui del concierto de Los Suaves con la sensación de que a algunos rockeros jamás deberíamos dejarles llegar a viejos, habría que sacrificarles antes, por su bien, para evitar que se conviertan en hippies.
«Live fast, die young and leave a good-looking corpse», es la única verdad válida en el rock and roll. aplicable a músicos y a fans, siempre he pensado que no deberíamos pasar de los 30.
el rock and roll es divertido cuando eres un teenager, universitario, después, tan sólo trae decepciones e incomprensión. mucha incomprensión. y encima, acabas interpretando un papel y siendo prisionero de tu personaje.
en días como el de ayer, pienso en por qué no tomé la pastilla azul o por qué no elegí tener una televisión grande que te cagas…
Estoy pensando, y tienes derecho a fundirme por perra, que tu mes va a ser OCTUBRE… 😛
lo mío, más que septiembre u octubre, en la última semana comienza a ser invierno siberiano…
pero sí, te entiendo que digas que mi mes es octubre, es cuando hago la (pen)última escapada del año 😛 Berlín Punk Rock City 😀
Joe, el poder que tiene una canción!! Escuchando la de Earth, Wind and Fire septiembre parece primavera y escuchando la de Los enemigos, septiembre parece el infierno. ¿Hablamos del mismo mes?? Lo que hace un punto de vista.
Ayss, el malagueño. Qué gran señor…
Yo hasta hace unos años pensaba lo mismo de Septiembre; el fin del verano, la vuelta al secano después de dos meses de mar, despedirse de la familia hasta no-se-sabe-cuando, la rutina de las clases…arg…
Pero ahora me paso practicamente todo el año deseando que llegue para disfrutar una semana de fiesta total y una media de 4 horas de sueño 😀
Yo también puedo poner un tema? Por una frase y porque es la canción más representativa de esta semana.
‘Septiembre llega con su ‘oh dios mío’
También estoy con Silvio11. No me gustan los meses fríos, y de días cortos que acaban a las seis de la tarde, como noviembre, diciembre -éste un poco más, porque tiene mucha juega- o enero.
A mi Diciembre me encanta y estoy seguro de que es una herencia de la etapa de estudiante, entre el puente de principios y la Navidad, no se iba a clase… y actualmente me sigue gustando. aunque curiosamente en diciembre es cuando se produce uno de los dos días del año a los que más manía tengo: Nochevieja… aunque bien pensado, la parte que a la que tengo manía ya es 1 de enero…
se me olvidó comentar el otro día que sí, que quizá sí hay una parte del año a la que tengo un poco de manía, siempre se me ha hecho muy largo el periodo que transcurre entre el final de la Navidad y Semana Santa, quizá no tanto, marzo ya era otro rollo pero en enero y febrero siempre me ha costado centrarme y tradiconalmetne me solían faltar estímulos (conciertos, días libres, partidos, etc)… al menos antes.
Me uno al grupo de los que odian el 1 de enero, aunque supongo que es fruto de que he pasado más de una resaca ese día y me pegaba además el bajón de que el ecuador de las vacaciones de Navidad ya se habúa cruzado. Ahora ya no le tengo tanta manía.
A mí me gustan los meses en los que va mejorando el tiempo -marzo, abril, mayo… – y, sobre todo, los de verano: días largos y soleados, vacaciones, multitud de planes al aire libre -perfectos para un Vagabundo-… y, las chicas, con menos ropa, jejeje.